martes, 24 de febrero de 2009

Recuerdos del Sol

¿Cual es la verdad dentro de los recuerdos?, tan relativa como la fragmentacion de los mismos dentro de un colectivo de imágenes, sabores, sonidos y sensaciones, tan relativa como el orden en el que la lectura del inconsciente nos remite a nexos que en apariencia son totalmente incoherentes pero que de alguna manera hilamos en un ejercicio cuasi onírico. Sans Soleil no nos refleja el estado de ánimo particular de un país frente a su situación cultural, ni la discrepancia entre dos latitudes totalmente opuestas, Marker nos remite a un estado en donde el recuerdo fragmentado es visto desde la perspectiva mas impersonal, pero que sin embargo otorga una suerte de verosimilitud en la realidad presentada. Este juego de contrastes, de idas y vueltas al mismo punto, nos hace eco de una consulta a un recuerdo íntimo de un lector que no tiene mas referencia que el desorden y el caos (en tanto a una situación variable) que supone la carta, la memoria.
El punto de vista del director es el de un orinonauta sumido en la reflexión del lector, evoca imágenes que se contradicen en todo momento, pero que intentan sumirnos a la tarea de reflexionar por medio de sensaciones y develamientos.
La voz constante, realmente no parece tener concordancia con las imágenes, pero ¿debería?, lo mas probable es que de esa manera el director nos ofrezca un abanico de colores infinito, una telaraña donde al final el centro va ser la resultante segura de sus soportes lejanos.
El interés del director por de cierta manera jugar con las personas filmadas, de intentar acercarse y mostrar una interacción que rompe con la estabilidad de ensueño del film, es una manera a mi parecer de ponernos en una situación donde podamos inmiscuirnos en la imágen, no es la persona volteando a ver a la cámara la que nos mira retadora, es totalmente al revés, ¿somos capaces de responder a esa mirada?.
El intento de contraponer culturas, el África negra, el Japón industrializado, el Japón rural, la frialdad con la que el mundo trata a Islandia... todo esto nos remite a un viaje, a una exploración por los estereotipos de manera totalmente intencional. No es un docuemntal que en su narrativa rija lo explicativo, puesto que el montaje no nos podría permitir encimar imagenes encima de las otras de manera jerarquizada, todo elemente esta dispuesto de manera que reflexionemos en tanto a recuerdo, a experiencias.
Las convenciones del director desde el principio son las del espía que se deja ver, que se inmiscuye en la rutina y en las culturas, que permite ser reconocido como tal y que en base a eso permite una suerte de juego entre el y la gente, la naturaleza y la interacción de ellos con él.
La temática del documental es la de ilustrar culturas contrastantes dentro de un marco relfexivo a modo de recuerdos inconexos que no pretenden en un principio ser señalados e identificados, es conforme el documental avanza, cuando nos empezamos a dar cuenta de que podría no tener un final, sino que en su misma construcción cíclica, regresaremos infinitamente a su origen, a su medio y continuaremos en su perpetuidad.
Este documental expresa, poetiza y experimenta, sin más. No hay una intención que vaya más allá que la del director por abrir un baúl con recuerdos, cartas etc. El caractes documental se lo dan las imágenes, la gente, la cultura, la confrontación con el público.
El director se hace presente con su cámara en todo momento, se sabe de ambas partes que esta ahí, tanto la gente como el público interactuamos con su recorrido, somos parte del mismo experimento, nos identificamos de alguna manera con su travesía pues nos permite la confianza suficiente como para junto con él, entender que los recuerdos son meramente subjetivos y abiertos a una interpretación eterna por parte de quién los revive y en este caso, comparte con el mundo.

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