domingo, 19 de abril de 2009

Arbeit Macht Sterben

El documental de Resnais, nos recuerda lo imposible de olvidar. El holocausto como maquinaria, como moda nazi, como experimentación ante la vulnerabilidad de la vida.
Resnais nos comparte imagenes de archivo, imagenes de un Birkenau abandonado, dado a la maleza. Es precisamente lo que mas me llamó la atención; esa naturaleza eterna que ahonda en esos recuerdos malditos.
El documental se nos presenta con un voz en off que dibuja una poética que parecería perdida después de años de infierno, las palabras se nos hacen presentes en una jugarreta de humor en un principio, de incertidumbre en la primera mitad, de miedo, de duda, de rechazo, de esperanza.
Las palabras de Jean Cayrol son el único personaje con el cual el espectador reconoce lo vivo, pues lo demás es una serie de memorias de los muertos, de huellas y cicatrices indicadoras del dolor.
EL archivo fílmico usado es de alguna manera fresco, a 10 años de la liberación de Auschwitz por el ejército rojo, siendo esto importante pues a casi 70 años del Holocausto, éstas imágenes siguen siendo tan poderosas, como curiosamente actuales. La música es parte de la danza de imágenes que por si solas son silentes.
Personalmente encuentro fascinante el tema del Holocausto y la Segunda Guerra Mundial, especialmente en el tema de los nazis y el frente europeo, así que ver este documental fue una experiencia muy intensa, puesto que por mucho material que haya visto acerca de los campos de exterminio, considero que la mirada de Resnais realmente me ha hecho mirar desde otro modo el tópico, simplemente porque siempre lo miraba condenando a los perpetuadores, no me detenía realmente a pensar en la individualidad del dolor de mas de 6 millones de personas, cada una con un nombre, una profesión, una vida que de repente salió de su curso natural para entremezclarse con miles de vidas mas vueltas al abismo con los pies flotando en el vacío de la muerte.
Ver las imágenes de miles de cadáveres como bien lo discutimos en clase, de alguna manera anestesia, o pides ver mas, o te aburren, así que el tratamiento de Resnais de mostrar y dejar a la imaginación lo que ahí sucedió es muchisimo mas poderoso que cualquier material mas viceral.
Noche y Niebla basa su contenido en un recuerdo que sigue tangente, que aun perfora la consciencia, nos hace un llamado de atención y alerta ante la constante problemática que rige en el mundo, que es la violencia llevada al grado mas extremo, el odio racial donde se ven mermadas las mas necesarias virtudes del ser humano para con sus congéneres.
Desde el punto de vista técnico considero pertinentes los incesantes parpadeos en el montaje, hacia la imagen extrema matizados por poéticos emplazamientos del Birkenau actual, donde las cicatrices se dejan ver como ecos del horror y lo dantesco. El espectador forma parte de los detalles, se forjan en uno las imagenes mas espantosas, dando pauta a una imaginación que nos acerca en la inercia del asco, el miedo, la compasión y la consciencia de esa capacidad imaginativa del matar, de la industria de la muerte.
El punto de vista es, muy acertado, el que el espectador quiera imaginar, solo nos es mostrada la página donde escribiremos las historias, los anécdotas y métodos. Sabemos quienes son villanos y quienes son víctimas, conocemos el lugar y los hechos generales, mas es ese detalle que Resnais enfatiza, el que nos ayuda a adentrarnos al mundo particular de la experiencia personal. Es particularmente hermosa la intención de Resnais de provocarnos esa sensación de mirilla en la muerte de encuesta, es decir, el microscopio donde observaremos de manera clara y no vulgar (por llamarle así al material de archivo) los materiales personales y muy cercanos que comprenden las entidades de un sistema de exterminio sistematizado, cientos de zapatos narrando historias, narrando lo que fue y es, ser capaces de distinguir un niño de una niña, un hombre de una mujer, Resnais es consciente de que las cenizas y el humo, que la noche y la niebla no llevan la etiqueta del género ni la edad, mas bien, es esa materialización de la huella, unos fósiles que están expuestos y que de ser reconstruidos y armados, forman la historia, y forman las historias.
La manera que se nos presenta Noche y Niebla es la pequeña gran prueba de que la maldad llevada a un grado tan alto, simplemente arrebata a la gente de su dignidad, y hablo de ambos lados, víctimas y victimarios... No hay bien que salga de esto, no veo una esperanza, veo un golpe en seco a la consciencia a la perdición contínua de los valores primordiales que nos hacen humanos. Hago enfasis en el eco, en el recuerdo sustancial y material que conforma el dolor y la agonía de la Shoa.
La película nos susurra mientras letargamos en ella, nos hace un llamado al corazón, en particular a la aventura del futuro que se ve precaminosa, el camino que la humanidad recorre no ha sido el mas correcto, pero es el que ha sido. La naturaleza que alguna vez fue nula en un lugar donde la misma palabra natural carecía de sentido, aparece regenerada y dispuesta a borrar los pecados, una suerte de indulgencia plenaria que envuelve el sitio de los exorcismos raciales, y esto creo yo, Resnais nos lo muestra a manera de poesía casi Rimbaudiana, la temporada en el infierno que marco su casi extinción y eterno florecimiento.

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