viernes, 19 de junio de 2009

El ritual del trauma

La batalla de Orgreave de Mike Figgis, es un reenactment del enfrentamiento entre mineros y policías en tiempos de la señora Thatcher.
El director ofrece a los implicados el volver al campo de batalla y revivir lo que en su memoria ha dejado cicatrices imborrables que por supuesto salen a florecer cuando el reenactment se lleva a cabo.
Series de entrevistas nos adentran y explican el panorama a años de distancia, testigos y partípes, protagonistas y antagonistas nos recuerdan un poco y con un poco de su propia cochecha para condimentar, el momento en el que las fuerzas obreras fueron víctimas del sistema opresor.
El ritual que se presentará casi al final del documental es regresar unas cuantas páginas en la memoria de las personas, a un punto que en su momento fue primordialmente catártico, por supuesto es importante también confrontarlos con su contraparte en el conflicto, vistiéndolos como policías, esas fuerzas del control que tiempo atrás eran declarados enemigos de su ideología, víctimas del gobierno conservador. Aquí las culpas no tienen autor, el realizador se va meramente por los sentimientos, provocando a los partícipes, sin mas razón que desenterrar ese trauma y tratar de borrar la cicatriz que les dejó, poniéndose a su vez del lado de sus némesis disfrazadas de la ley. Un minero que ahora es policía en el contexto de Orgrave, no intenta persuadir al minero a la reflexión ni a la comprensíon del enemigo, sino a la exaltación de sus instintos de poder que sin duda afloran en la puesta en escena.
La pieza documental, a mi parecer falla en cuanto a su factura en términos de montaje ya que es un columpio que va desde entrevistas, reenactment y preparativos que rompen totalmente con un ritmo dramático o de seguimiento dramático. En lo personal el llevar a cabo un reenactment, de alguna manera si confronta a los partícipes a esos fantasmas del pasado, es el exorcismo de esos demonios que traen a cuestas y que de alguna manera siguen siendo parte de su vida, sin embargo, como dije antes, ese ritmo que puede llevar a una catársis es interrumpido con material de entrevistas, que en general no hacen mas que seguir adornando lo que ya sabemos, creo que el punto mas importante mas allá de las palabras de un minero o de un otrora policía, es el de la verdadera reconfrontación.
Es curiosa sin embargo, la propuesta del realizador, del documental dentro de la ficción del documento. No mi favorito del curso, pero finalmente propositivamente, nos deja al espectador esa pregunta de, ¿Será posible realizar en Méxixo un reenactment de Atenco?, ¿Del 68?... Imaginemos a Panistas recreando el bloqueo de Paseo de la Reforma y a los perredistas lanzando insultos desde sus autos al pasar.

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